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domingo, 11 de julio de 2010

Hasta que la criogenia nos separe


Simpático artículo el titulado Until Cryonics Do Us Part en el Ney York Times [requiere registro, gratuito], que cuenta los efectos colaterales que sufren las familias en las que uno de sus miembros elige buscar la inmortalidad mediante la criogénesis: las parejas no suelen ser muy comprensivas y el asunto suele terminar en divorcio; en otros casos es más estrambótica la situación: uno no le dice al otro lo que había planeado tras el paso a la «otra vida» y el ser querido se encuentra con unos señores muy simpáticos que aparecen en el hospital con toda la documentación legal para llevarse el cerebro del fallecido y congelarlo.

Entre algunas de las curiosidades que describe el artículo en relación a esta controvertida forma de «alargar» la vida mediante técnicas criogénicas, resulta además que…

La proporción entre hombres y mujeres que eligen la criogénesis es de tres a uno.
Quienes eligen eligen criogenizarse son principalmente ingenieros de software; dicen que porque tal vez tienen una fe especial en la «primacía de la información».
En Estados Unidos sólo hay dos empresas que ofrezcan esta fórmula a sus clientes de forma totalmente legal.
Aunque sólo hay de momento unas doscientas personas «congeladas» (y no: Walt Disney no es uno de ellos), hay otras dos mil que ya firmaron los contratos y que pasarán a las instalaciones cuando sean declarados muertos legalmente.
A los fallecidos y presevados a baja temperatura, las empresas de criogénesis nos les llaman «clientes», les llaman… «pacientes».

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