
Más de 17 años tuvieron que aguantar con los labios apretados los miembros del Ejército de Estados Unidos, pero gracias al presidente Barack Obama, miles de soldados podrán gritar en los cuarteles para qué lado prefieren disparar.
El mandatario gringo derogó la ley llamada "no preguntes y no digas" que impedía que los homosexuales divulgaran sus preferencias íntimas, bajo la condición de que si salían del tanque, serían expulsados de las Fuerzas Armadas.
"El valor y el sacrificio no serán nunca más limitados por la orientación sexual, como no lo es por la raza, el género, la religión o el credo. Nos sentiremos honrados de recibirlos en las filas del mejor Ejército del mundo", indicó, antes de poner la mosca sobre su petición.
Pese a la alegre noticia para lesbis y homos, el tema aún es considerado como tabú entre las filas peladas, pues la ley comenzará a regir en 60 días más. Si a alguno se le ocurre liberarse antes de esa fecha, será expulsado sin concursos ni sorteos.
El primer militar que aplaudió la medida fue un oficial que estuvo 10 meses en la "misión de paz" en Afganistán, pero que ahora descansa en Minnesota.
"Me di cuenta de cómo estar en el ejército como una persona gay, cómo tener amigos de mi condición, pero no en el trabajo", indicó el oficial al sitio "Minnesota Independiente".
El hombre, militar desde el año 2002 y que prefirió fondear su identidad, remachó que la medida era "una gran sensación", pero que en la práctica no habrá cambios radicales en la milicia, pues ahora se respetan todas las preferencias.
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